lunes, 17 de junio de 2019

- Un discreto loco por privilegios. Entrevista a Rubén Rondón Manzanero.

     Por la calle asoma un no tan tímido loco con andanza bohemia y aires de cuerdo. Hay personas que podrían recorrer el flujo de este pasaje de arriba para  abajo tantas veces como los vientos asoman, y siempre deberían llevar la cabeza tan alta como los geranios que coronan sus balcones.

     Rubén Rondón Manzanero es de esas personas y personajes imprescindibles en la historia moderna de la Hermandad del Huerto, cofradía ésta, que tiene el privilegio  de contar con la lealtad de una de las personas más clarividentes y sabias de toda nuestra Semana Santa. No es el simple heredero de un mayúsculo apellido en nuestras hermandades; es un compendio de todo, y quizás, el más completo de la saga. Exquisito en las letras, sensato y taciturno en las formas, esclarecido en los gustos, constante en las horas y detallista en las sombras, este referente  ha sido ataviado por los sueños de Getsemaní como eterno contraguía de los devenires diarios de una corporación que camina sedienta y de manera perseverante hacia un lejano lunes.

     Rubén, habiendo sido un hombre todo-terreno y sobresaliente en los menesteres cofrades, tiene actualmente su “despacho” dirigido hacia los ventanales que asoman a las redes sociales, no sin dejar de  poner el oído a la banda sonora de nuestros ademanes, y con el objetivo de su cámara observando de manera sigilosa el pasar de los atardeceres. Tras buena parte de nuestras ediciones, de nuestra imagen y de nuestro conocimiento, camina este genio loco, que para muchos hortelanos es de los que marcan diferencias para bien, y desde el bien. 






- ¿Cómo ves actualmente y cómo valoras el repertorio utilizado en nuestra Semana Santa? 

Me cuesta generalizar al respecto. Porque hay hermandades que adecúan su repertorio musical a su idiosincrasia, donde casi todas las piezas musicales tienen su razón o significado dentro del conjunto y otras lo dejan al libre albedrío del capataz que en ese momento gestione su cuadrilla o a los costaleros que, observando un “vacío de poder” en esas cuestiones, solicitan marchas a la banda a veces con criterio acertado y a veces no.

Como decía, es difícil generalizar, pero si me solicitas una valoración, me atrevería a decir que cada vez son más las corporaciones que delegan el ámbito musical en una persona de la junta de gobierno, que es la encargada de dotar a la hermandad del sonido más apropiado a su naturaleza. En función de la tipología de hermandad y sus Titulares, estos delegados musicales actúan en consecuencia, y por lo general, cuando se encomienda esta labor a la persona apropiada, se suele acertar.

- En cuanto a la cantidad, parece que en las últimas décadas hay una gran proliferación de marchas procesionales, pero ¿vamos en la buena dirección? 

Te diría rotundamente que NO, y en mayúsculas. Casi en la mayoría de los casos y en todos los ámbitos, “cantidad” está reñida con “calidad”. Sin ser un experto en la materia, considero que la ingente cantidad de composiciones que anualmente se crean, pasan a engrosar la lista de marchas olvidadas de manera prematura. Si algo posee calidad, permanece inmutable, o casi, a lo largo del tiempo.

Las buenas marchas nunca se caen de los repertorios musicales más exigentes. En la última década la tendencia ha sido volver al clasicismo como respuesta a la desmedida expansión de composiciones de dudosa calidad o la impertinencia de incluir esos sones detrás de un paso (este hecho adquiere especial relevancia en las marchas para ser interpretadas por las bandas de tambores y cornetas), pero no lo malinterpretemos: entiendo que “clasicismo” no es sinónimo de calidad per se. Las piezas clásicas que han llegado hasta nuestros días y que al sonar sus primeros compases reconocemos inmediatamente son las que por su indudable calidad no han dejado de sonar año tras año; son, o deberían ser, las más demandadas por los responsables musicales de las cofradías para, a mi juicio, elaborar un repertorio con un alto porcentaje de calidad en cada pieza que lo compone. Y si es posible, conjugarlas con marchas actuales, que también las hay muy buenas, para satisfacer los gustos del mayor número posible de personas implicadas en la cofradía y que así no impere las preferencias de una o unas pocas personas. Pero esta es otra cuestión.

- ¿Existe un sacrificio en la calidad musical a favor de la funcionalidad en la calle? ¿Debe ser así?

Empiezo por responder a la segunda pregunta: No debe ser así. Pero me parece un asunto de cierta complejidad. Porque en ocasiones o momentos concretos es necesario acudir a mecanismos imprevistos o no deseados con el objeto de revertir una situación inesperada o no prevista. Me explico con un ejemplo relacionado con la cuestión que se me plantea.

Se puede llevar a la calle una serie de marchas para determinados momentos del recorrido, pero, por ejemplo, por un cambio climatológico (muy propio en esta zona), la
idea originaria puede tornar en otra improvisada en función del tiempo y cómo afecta este en el ambiente de la calle y en la interpretación que el capataz o el encargado que corresponda hacen del momento. O la posibilidad de utilizar una marcha distinta a la pretendida para activar el esfuerzo del costalero cuando el recorrido hace mella en el trabajo de la cuadrilla.

En líneas generales, y basándome en mi propia experiencia, no se suele sacrificar la calidad musical, salvo en determinadas ocasiones y por diversos motivos, tanto técnicos como de otra índole.

- Eres alguien -y de los pocos- que valora el repertorio musical  más allá de la calle. ¿Existe cierta falta de interés en la función que la música puede ejercer realmente en una Hermandad? 

La música también es expresión de la personalidad de la hermandad, y no sólo el día de la salida en procesión.

A lo largo del año, la música acompaña a la actividad de la corporación, y esos momentos también deben contar con el acompañamiento musical adaptado al contexto que se está viviendo, que lo realza, lo matiza, refuerza el encanto del instante, ayuda a crear solemnidad y define con más énfasis el carácter de la cofradía.

Si no es falta de interés, quizás sea despreocupación por esos detalles, no en todos los casos, claro está. Y quizás puedan ser tachados de sibaritas aquellos que sí reparan en ello.

- ¿Qué representa la música y sus piezas en el Retranqueo del Huerto? 

La música en el “retranqueo” se muestra como los perfumes: en frasquitos pequeños. Se intenta concentrar en pocos minutos (tan sólo tres piezas) la excelencia, sobriedad, intimismo, ambiente propicio para la oración y el recogimiento. La hermandad pretende dotar de la mayor solemnidad el acto previo al Lunes Santo, y la música es la mayor aliada para lograrlo.

Para ello, también se cuenta con la inestimable colaboración del director de la Coral de Tarifa, que accede a las peticiones de la cofradía sin reparo alguno a la vez que asesora en la elección de las piezas elegidas.

- Si te preguntase por tres piezas descriptivas de su Hermandad... 

Me resulta complicado dejarla en tres. Pero por su significado para mí y evocando momentos vividos en la hermandad que me han marcado, diría: “Cantata 147” de J. S. Bach, que fue la pieza elegida para la entrada de la ceremonia de la solemne bendición de Ntra. Madre de Dios y del Rosario y posteriormente utilizada en el “retranqueo” cuando comenzó a colaborar la Coral de Tarifa. También destacaría, y me cuesta decantarme por una sola, la marcha de cornetas y tambores “Macarena” de Bienvenido Puelles, pues significó el inicio de la banda sonora de cada Lunes Santo, el idilio de esta corporación y su paso de misterio con ese estilo musical, que marca el discurrir de Nuestro Padre Jesús en la Oración del Huerto cada Semana Santa. Y por último, la marcha para bandas de música de plantilla completa “Estrella Sublime”, de Manuel López Farfán, que fue la elegida para la primera salida en procesión de Nuestra Madre de Dios y del Rosario y una de mis composiciones preferidas.

 - El uso de las redes sociales se ha consolidado definitivamente en la Semana Santa como un instrumento de expansión casi tan elemental como imparable. ¿En qué sentido, y desde tu punto de vista, ofrece un modo constructivo, y en cuál un peligroso modo de articulación?

Considero que, bien utilizadas, todo es beneficio. Hoy día, la inmediatez en la información y la comunicación es fundamental, y esa particularidad la aporta las redes sociales y cualquier medio telemático. Del mismo modo, se puede lograr una gran retroalimentación si los hermanos hacen un uso adecuado de las mismas.

En tal sentido, por ejemplo, los carteles de cultos impresos en papel han adquirido ya un carácter meramente testimonial y a su edición les envuelve cierto halo de romanticismo. Que por otra parte, me parece interesante que se siga haciendo aunque parezca trivial ese motivo.

Y el peligro llega en el anonimato que las redes pueden otorgar a los usuarios de las mismas, porque hay algunos (por suerte nosotros no hemos tenido casos de este tipo) que hacen gala de una inquina desmedida y aprovechan estos medios para verter opiniones destructivas con el único objetivo de desestabilizar, crear polémicas absurdas, vilipendiar a cualquier persona o reprobar actos o acuerdos de la hermandad aunque no lleven razón o sin argumento consistente alguno.

- ¿Corremos  el riesgo de convertir en banal el mundo cofrade con un exceso de información carente de un valor real? ¿Hasta dónde debe o se puede llegar? 

Multitud de ejemplos observamos de esa banalidad a la que aludes. Diariamente la información cofrade se impregna de noticias que no deberían tener la trascendencia que se le pretende dar al hecho noticiable. Asistimos a una atroz intromisión en los asuntos internos de las hermandades, originada en ocasiones por las propias corporaciones, que en nada beneficia a la actividad diaria de las mismas.

Ahora bien, no debe confundirse “transparencia” en la gestión, que es un objetivo primordial al alcance de la mano con las nuevas tecnologías, con airear hasta el más mínimo movimiento en el seno de una junta de gobierno.

 ¿Hasta dónde se debe llegar? Pues el límite lo debe poner el sentido común, que muchas veces brilla por su ausencia. A mi juicio, en las redes sociales se debe dar cuenta de toda la actividad de la hermandad, de las convocatorias que realice la misma y de acuerdos trascendentales para el devenir de esta. Y en los cabildos generales ordinarios (o extraordinarios) es donde se debe profundizar y entrar en los pormenores que los hermanos deseen consultar.

- ¿Ha perdido fuerza o trascendencia Getsemaní –boletín anual de la hermandad- frente a las redes sociales propias? 

Creo que el objetivo y función pretendidos desde su fundación siguen vigentes. Yo diría que incluso potenciados. Podría parecer lo contrario debido al auge de las tecnologías ya descritas, pero cada año la hermandad recibe felicitaciones por una nueva publicación. No pasa desapercibido. Y ello, gracias a la visión y concepción del mismo por parte del director de la publicación, que ha sabido adaptar su elaboración al contexto actual en el que ve la luz “Getsemaní”.
A lo largo del año, las redes sociales escriben la historia del día a día de la corporación con la publicación de toda la actividad que se lleva a cabo, como dije antes, pero el boletín es la publicación por excelencia de la hermandad. Es más, si se me permite la palabra, solemne: es donde se da oficialidad a los horarios y actos más importantes de la cofradía durante la cuaresma y Semana Santa; la hermana mayor y el director espiritual, entre otros, les hablan a los hermanos; artículos de opinión o investigación de distintas firmas engrandecen el patrimonio, porque la opinión y la historia escrita deberían ser consideradas “patrimonio” de la cofradía; se intenta ofrecer unas fotografías más cuidadas de los Titulares; sin dejar de lado el carácter romántico, y a veces funcional, de leer una páginas impresas a color y no en un dispositivo móvil o monitor…

Y como no, supone todo un reto para el equipo que lo elabora, para dar lo mejor de sí y ofrecer un producto de calidad, con los medios de los que se dispone, con el fin de que siga siendo la publicación decana de la localidad y orgullo de su hermandad.

- ¿Cómo valorarías la evolución o no del boletín de la Hermandad en los últimos años? 

Esta pregunta va muy en consonancia con la anterior, o al menos así la deseo responder. El boletín ha registrado una evolución notoria tanto en continente como contenido.

Este año se ha editado la publicación número 30, y sólo hay que echar la vista atrás para percibir el importante cambio al que me refería antes. En lo relativo al continente, se ha mejorado la legibilidad con las nuevas dimensiones y diseño. Se ha mejorado la estructura y se ha modernizado sustancialmente la imagen. En cuanto al contenido, cada año se intenta mejorar y contar con nuevas firmas que lo doten de textos interesantes para el lector y afianzar e ir innovando en las secciones fijas.

Pero lo que más valoro, es el nuevo giro que se ha pretendido. Y es que en él se escriban historias que de no ser así no quedarían registradas en ningún otro lugar, ni tan siquiera en los libros de actas de la hermandad. De ahí, retrocediendo a la pregunta anterior, viene la nueva fuerza de Getsemaní, como fedatario de la intrahistoria que hace que esta hermandad sea lo que es, dejando constancia para las generaciones venideras de esos acontecimientos que han ido fraguando su propia idiosincrasia.




- ¿Qué aspectos debe alcanzar una cofradía para confirmarle un estilo o personalidad propia? 

En gran parte creo que viene marcada por la tradición y la herencia que los antecesores han legado. A partir de ahí, a los dirigentes que se suceden en cada legislatura les conviene, en cuanto acceden al cargo, un análisis exhaustivo de los rasgos diferenciadores de su corporación para valorar en qué se puede incidir para reforzarlos o, dado el caso, intentar un cambio de rumbo si así se estima oportuno tras un profundo examen por parte del colectivo que gobierna. Luego obtendrán el refrendo o no del cabildo de hermanos.

Habrá elementos que deban permanecer inmutables para mantener el sentido de la cofradía, y otros que sean susceptibles de ciertas variaciones. En mi opinión, parte del estilo viene definido por una línea de actuación clara y coherente en todos los ámbitos. La hermandad en la que formo parte, se ha caracterizado siempre por su lucha incansable en alcanzar la excelencia en todas las facetas de la vida de la corporación y su
vehemencia en defender sus maneras y su modo de actuar, siendo siempre realistas en relación a la capacidad para obrar de cada momento. Luego, por ejemplo, otras cuestiones como la organización de la estación de penitencia, la música, la estética, los cultos,… también ayudan a crear un estilo, pero entiendo que en menor medida, puesto que lo citado anteriormente es lo que marca y aglutina todo lo demás con conexión y sentido. 

- ¿Qué le gustaría fotografiar de su cofradía que aún no haya hecho? 

Mi falta de pericia y mi carácter retraído hizo que me centrase sobre todo en las Imágenes Titulares; elementos inmóviles donde no hay que interactuar con nadie y todo se lleva a cabo según deseos del que fotografía o el grupo de personas que trabajan sobre una determinada imagen que se pretende lograr. También me ocupé de documentar gráficamente cada acto que la hermandad hacía.

Por mi puesto en la cofradía, sólo he podido fotografiar el Lunes Santo en una ocasión y no fue una grata experiencia al sentirme alejado de algo en lo que llevo media vida participando. Es lo que me queda por hacer, pero sentirme libre emocionalmente para realizarlo de modo satisfactorio.

- La imagen es un testimonio entre la realidad y el romanticismo que escribe párrafos sin palabras, ¿es por ello que cada año acudes a los mismos “lugares”? 

Acudir a los mismos lugares es reencontrarse con los orígenes. Es recordar el pasado para nunca olvidar de dónde venimos y cimentar a conciencia el futuro.

Fotográficamente hablando se puede considerar falta de creatividad, pero como soy sólo un simple aficionado, y en relación con el trabajo en la hermandad, de ese modo se realiza una labor de documentación importante para el archivo de la cofradía, que ayuda a contemplar la evolución de la misma.

Y en cuanto a la Semana Santa en la calle, no suelo acudir a muchos lugares, ya que siempre, ahora no al nivel de antaño, he participado de la vida de la cofradía al máximo y en muchos aspectos, tanto que me dejaban exhausto para el resto de la semana.

- ¿Foto o pintura para un cartel? 

Ambas opciones. Ninguna opción es excluyente con respecto a la otra. Al apostar por sólo una técnica corremos el riesgo de perder grandes obras.

- ¿A qué suena el Lunes Santo? 

Podría prescindir de muchos sonidos, pero lo que nunca dejaría, si de mí dependiese, es que dejasen de sonar cornetas y tambores. Porque es el sonido que acompaña a las primeras lágrimas de esa tarde con la salida del misterio.

- ¿De qué color viste esa tarde? 

Muchas personas pueden relacionarla con el morado, que es el color que inunda a esta hermandad. Pero para mí, el color del Lunes Santo depende del color de la túnica que esa tarde luzca el Cristo del Huerto, y de fondo… grosella, siempre el fondo es color grosella.

 - ¿Qué imagen le queda? 

Tengo muchas en la mente, porque media vida la he pasado en la hermandad. Pero por destacar una, que bien podrían ser otras, diría que la salida del Cristo desde el interior de la iglesia. Ahí se desbordan muchos sentimientos…

- ¿Describiría su Hermandad en un par de frases? 

Me resulta complejo sintetizar tanto, pero diría que amor absoluto por la Semana Santa. Y el fomento de la misma desde el trabajo incansable por enaltecer, aún más si cabe, a Nuestros Titulares con todas las acciones emprendidas, acertadas o no.

- ¿Es el Huerto una Hermandad clásica o innovadora? 

En líneas generales se puede catalogar como innovadora, sin miedo a adentrarse en ámbitos ignotos en mundo de las cofradías. Sin miedo a experimentar, aunque parezca que todo esté inventado. Sirva de ejemplo el boletín de este año.

Y como contrapunto, para ciertos aspectos permanece adherida al clasicismo, como sinónimo de elegancia.

- ¿Dónde enfocaría o reclamaría más atención hacia su Hermandad? 

Sería interesante que se desvinculase un poco la concepción de la hermandad del ámbito de los costaleros, que por otra parte, es orgullo de la misma poseer esta imagen. O caminar siempre con el marchamo de la juventud, que en absoluto es un valor despreciable. Pero si reclamaría, entre otras cuestiones, mayor atención a la obra social de la cofradía. Reduciendo la misma a meros guarismos, el ejercicio pasado ascendió a un montante cercano a los 5000 euros, que para una hermandad de escasos 300 hermanos y con una cuota anual de unos irrisorios 12 euros supone un ingente esfuerzo por parte de la Junta de Gobierno por aportar su granito de arena a las necesidades de la población de Tarifa.

O bien en cuestiones burocráticas, por ejemplo. Ahora se obliga desde el Obispado, en la inminente reforma estatutaria, a inscribir a todas las hermandades en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia, y la hermandad del Huerto ya lo realizó en el año 2005.

- ¿Dónde enfocaría o reclamaría más atención desde su Hermandad? 

Cada etapa o momento requiere un determinado proceder en función a las necesidades o disponibilidad, pero recuperaría eventos donde el objetivo crematístico no fuese lo fundamental. Actos por el mero hecho de engrandecer a la cofradía, por el simple gozo de vivir la hermandad y exponerla en todo su esplendor a la ciudad. Actos para disfrutar de nuestra condición de hermanos del Huerto.