viernes, 3 de enero de 2020

- NI SANTOS, NI INOCENTES. Antonio M. Valencia


En las vísperas del día de los Santos Inocentes, los miembros que componen la actual junta de gobierno de la Hermandad del Huerto conocieron el rumor nacido semanas previas y que se estaba expandiendo en los alrededores de la Parroquia Mayor de San Mateo Apóstol. El chisme en cuestión infundía que dichas personas pretendían abandonar al Huerto para presentar una lista destinada al próximo cabildo de elecciones de la hermandad de la Virgen de la Luz. Esta agitadora exclusiva iba acompañada de un terrorífico drama por parte de los conocedores de los enigmáticos movimientos de la junta del Huerto. Algunos veían peligrar su puesto, otros sus colaboraciones y alguien, cristiano modélico él, no comprendía cómo las manos de personas que pisan escalones inferiores, podían tener las puertas abiertas del santuario. ¡Válgame Dios!

Pero, los dramatismos se curan con trabajo, y con no perder el tiempo los lunes (y martes, y miércoles, etc.) al sol. Quien, o quienes hayan sido los artífices de tal ficción, no sólo faltan a la realidad – una vez más, y son ya muchas bajo las sombras de la misma fachada- sino que carecen de respeto a las personas y a una corporación que no anda precisamente pensando en más menesteres que los que les ocupa bajo las sombras de un olivo.

Ni que decir tiene, que cada miembro de esta junta, cuando acabe su mandato, será libre de continuar o no con la mochila más pesada de la pasión, y que además entienden, que estos cortijos no tienen ni han de tener dueños. Una hermandad siempre dependerá de sus hermanos, al menos esa de la que una vez más se vuelve a difamar sin que nadie llame la atención a tan buenos cristianos.

¡Si al menos preguntaran a quien siempre ofrece respuesta! ¡Y que semejante ambiente de vagancia se dé en estos contextos!

Algunos han vuelto a mentir, y a poner una palabra injusta en los cofrades más leales que se han conocido en las últimas décadas de nuestra Semana Santa.