miércoles, 2 de septiembre de 2020

Un vecino por Privilegios

 

     Juan Antonio Gómez Patón, Juan. Por Privilegios pasa uno de los suyos, e introducir esta sección podría llevarnos muchas líneas pues su participación en ésta, su cofradía, es noble y extensa.

Para unos un compañero, para otros un amigo. Para muchos, querido. Y con razón y razones. Y eso vale mucho.

     Juan es persona de hermandad, y la del Huerto, cuenta con una de esos seres que todos y todas queremos tener a nuestro lado. Que se lo pregunten a sus hermanos costaleros, pues él no levanta kilos, levanta almas. Que se lo pregunten a sus capataces pues ejemplo tienen para estar orgullosos. Que se lo pregunten a sus cofrades, siempre dispuesto a meterse en algún que otro “fregao” de los que amanece en las latitudes hortelanas. Que se lo pregunten a sus amigos, que su lealtad es inquebrantable.

     Tan apasionado como reservado, ya era experimentado y veterano antes de llegar “al palo”, pues a buen seguro, nació bajo la seguidilla de una saeta.

     Juan es pasión, técnica, voz, sacrificio y mucho corazón. Algunos bajo el paso le llaman cariñosamente poeta. El, sencillamente es poesía.





¿Cuántos años bajo las vigas del Lunes Santo?

Puf, perdí la cuenta, pero casi un cuarto de siglo posiblemente.


Casi na ¿No?

Muchos momentos, instantes, fotogramas en la memoria y en el corazón... sí, casi na.


¿Qué da papá y que da mamá?

Él da fuerza, pasión. Embiste en el espíritu con paso amplio y costero elegante. Llevarlo es elevarse, flotar... Contradictorio pero absolutamente real, al menos es el recuerdo que tengo de mis años siendo sus pies.

Ella es madre, te acoge pero te exige, la quieres, la adoras pero a la vez la odias y te ofusca. Ella es constante, ella exige mucho más de lo que puede parecer y a cambio regala momentos para enmarcar en el corazón.

El mayor valor de todos estos años...

Los lazos creados entre muchos compañeros y amigos que compartieron vivencias entorno a Ellos. Los recuerdos que no se borrarán, que son muchos. Y las maravillosas experiencias que hemos vivido juntos.


¿Qué hace tan especial ese Lunes, que nunca ha dejado de ser una de las referencias de la carga local?

El trabajo serio y la disciplina... Los ensayos ya son días esperados y marcados como especiales. Y esto aderezado con momentos únicos y muy emotivos. En un Lunes Santo, casi nada es por casualidad... Y lo que emerge sin planear son los regalos impagables de este gran día.





¿Cuándo comienzas tu Lunes Santo?

El Domingo de Ramos, mochila al hombro, a las puertas de San Mateo viendo alejarse la Hermandad del Medinaceli.


¿Algún ritual personal antes de que suene el martillo?

Silencio, recogimiento personal y abstracción absoluta. Me dejo llevar por los sonidos, aromas e intento absorber todo lo que da un momento así. Antes de que suene el martillo vives toda una eternidad.


¿Podrías destacar un recuerdo entre tantos acumulados?

(Risas) No. Pero sí me quedaron grabados eventos muy trabajados junto a compañeros y amigos, muy gratificantes en lo personal y colectivo. También el Lunes Santo que “dejé” las trabajaderas, ese pequeño rinconcito cofrade personal y que tanto me aportó, descansando el paso en el suelo, fue cuando más me pesó. Pero luego, con el tiempo, aprendí que uno nunca deja de ser costalero.


¿Cómo han evolucionado las cuadrillas desde que comenzaste?

Ahora se preocupan más por saber andar bajo un paso, por saber hacerse la ropa y llevarla correctamente, algo esencial para el trabajo que se debe realizar. Antes era todo más caótico. Hablamos de casi 30 años atrás.


¿Qué echas de menos?

Echo de menos las noches cargadas de ideas y sueños... y seguro... echaré de menos muchas más cosas que aún no las contemplo.


Cuéntanos algo del Bar Rico...

El Rico es nuestra sede (Risas). Es un lugar entrañable cargado de momentos inolvidables. El Rico es un bar de los de antes. Y para el Huerto siempre ha sido un lugar de encuentro y fuente de muchas ideas maravillosas.


Y de Ella (la Virgen).

Desde antes de llegar sabía que yo sería uno de los que iría bajo su manto y amparo. Ella es hermosa, me transmite paz, dulzura y cobijo. Ella siempre me cobija desde el primer día.

Es alegría y desparpajo. Es elegancia y presencia. Ella son muchas cosas que no se explican con palabras.


¿Qué le pedirías o exigiría a los/as jóvenes que asoman en la actualidad a las cuadrillas (capataces y costaleros)?

Seriedad en el trabajo, obediencia, disciplina y respeto hacia los compañeros y hombres de mando.

Al capataz lo que se espera de cualquier capataz que se precie... Sobriedad, rectitud y convicción en las decisiones a tomar. Ellos deben hacerse respetar y predicar con el ejemplo. También amor, mucho amor hacia sus hombres cuando debe refrescar y aliviar los momentos malos, que siempre llegan.





Al palo Juan, chicotá de callejón…

- Un costalero es: "Uno más".

- El ensayo es: Básico.

- Salida o recogida: Puf Salida.

- Marcha de Cristo: María.

- Marcha de palio: Ione, Rocío.

- Una maniobra: Una "revirá" eterna y su arrancaita bien medida y en su justo momento.

- Un sonido: El del martillo, desde dentro.

- Un instante: ¡Difícil! La charla antes de entrar en el templo. Sale el misterio y palio espera.

- Una calle: Santísima Trinidad.

- Un lugar en las vísperas: Rico.

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