martes, 13 de marzo de 2018

- Aquella noche de diciembre

Noche del día 16. Por varias circunstancias, la sesión fotográfica que la comisión del Olivo de Plata había planteado con nuestra Hermandad para su participación en una exposición sobre la imaginería cristífera local, fue trasladada de la noche del viernes al sábado. Noche gélida y calma. A partir de las 22,15h, y con las puertas de San Mateo cerradas, personal de ambos colectivos desembarcan bajo las distinguidas cúpulas.

Antes, se dan determinadas anécdotas y dificultades, como el hecho de trasladar un notorio árbol desde oscuros caminos hasta calles donde su corpulencia arrasaba todo a su paso.

Primero se deposita el material necesario para la nocturna jornada. Segundo, se inicia paso a paso el montaje ideado, que aún de resultado sencillo, iba a demandar un importante esfuerzo.


oH 2018 © Hermandad del Huerto. Tarifa


Si en el preámbulo de la faena se andaba preocupado por el horario de arranque, cuando ésta comenzó, desaparecerían los golpes de campana que sobre una torre vigía de la noche galopa sobre las horas del descanso.

Lugar: el sagrario. Se asciende un dosel que te plantea deambular por otras ideas de batallitas cofrades; después el árbol. Aquello no era fácil de “plantar” en tan solemne escenario. Algún que otro retoque en su agigantada fisonomía, y... arriba. Los ángeles de la cúpula se echan las manos a las alas. En ese instante empieza a presagiarse la estampa que allí iba a dibujarse. Tras un necesario análisis de seguridad, hace presencia en la capilla la imagen del Señor del Lunes Santo; lugar extraño para ÉL. Viste para no tenerlo que desvestir. Se escora ligeramente de la simetría del habitáculo, no dejando lugar a lo previsible. Corchos, telas, ramas y el sueño de unos apóstoles queda reposado a la sombra de un olivo sobre un helado suelo. Listo. Comienza el momento de recoger instantáneas que describan el testimonio de la talla orante como ciudadano de la población. La imaginación -y cierto atrevimiento- hace que el ángel llegue para confortar a Jesús con unos ademanes inusuales en su misterio. La realidad impacta; la Oración del Huerto en toda su expresión. Los presentes empiezan a ser conscientes de que aquellas horas de intenso trabajo desemboca en un goce mayor, y que argumenta el por qué uno se mete en estos menesteres. El instante te embriaga hasta levitar por itinerarios imposibles. O no.

En la parte final de la sesión, se apaga toda la iluminación del templo, dejando solo un punto de luz que acaricie la escena. Desaparece el sagrario, es Getsemaní. Sería muy cerrada la noche porque era incomprensible no ver las estrellas estando en medio de un monte bajo el cielo.


oH 2018 © Hermandad del Huerto. Tarifa


Los que allí observan, se van acercando sigilosamente a un mismo rincón donde de repente puedes compartir la soledad de un Cristo. Ahí, solos, despertó la piel de las sensibilidades que se sumaron cuando una lágrima caía por el rostro tallado que nos regaló un momento sencillamente único para la retina.

Llegó el momento de acordarse de compañeros/as que no estaban esa noche, pero que merecían ver esa armonía, pues era su Huerto.
Termina la sesión. Todos se alejan unos minutos del sagrario para organizar el desmontaje. Algunas miradas retroceden y miran la capilla sacramental a sus espaldas. Permanecía solo, y nadie quería interrumpir su oración. Ahora sí, tocaba desmontar y devolver todo a su lugar. Aquella acción sería más costosa que la anterior, y no por las horas.

El domingo, las personas encargadas de inmortalizar la escena compartieron algunas valoraciones; no pudieron hacer justicia de la verdadera postal de aquella noche de diciembre.

 Antonio M. Valencia Díaz


oH 2018 © Hermandad del Huerto. Tarifa


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